Pensamientos en tres tiempos: 11:00 p.m, 8/4

Aquí estoy danzando y cantando una canción con traducción en francés, español  e inglés. Quisiera trasladarme a la época donde el apartheid se agudizaba  pero la pasión por los instrumentos de viento era más grande  que una represión social.


Mi vida se ha vuelto un hilo de normalidad donde extrañaba esa rutina de pensamientos motivacionales. Háblame de espaldas y al oído, que me encanta escucharte cantar y danzar. Volvemos a las querencias de un amor inalcanzable, idílico, amor, amor... Ahora con nueva versión porque no me vuelve a pasar lo que el pasado ya borro. 


Luis, donde estás, baila conmigo y mi vestido a la rodilla. Capaz hasta el tobillo. Sabías que el marques del Sade era alguien que tenia perversiones sexuales, pero ya no importa porque tu no estas ni el perverso tampoco. No te he olvidado pero si te voy superando. 


Mis dedos escriben sin dejar pausa de por medio. Mis oídos se deleitan con canciones de autores franceses. Se te recuerda por una película, no más. Espero que estés bien porque yo lo estoy, lo estoy intentado. Solo quiero bailar con mi vestido largo hasta el tobillo y tacones de no más cinco centímetros. Mi cabello esta más largo y me siento más enfocada de lo que estaba antes. El despecho renueva a la gente. 


Solo quiero danzar en esta pieza, entre orquesta e instrumentos de aire, solo quiero enamorarme para ver la vie e rose. Dice que con un panorama gris, estando con esa persona, se vuelve rosa. ¿Qué tal? Bailemos, por favor, solo quiero bailar esta canción donde dice que me quieres y que eres tan mío como yo tuya. 


Vamos a una fiesta, pero no de boda, más clásica, como si perteneciéramos a una élite sofisticada, donde la orquesta es gigante y el cantante un gordo soprano, o tenor. Vamos a comer cosas gourmet de esas que solo sirven en platos pequeños, tomemos champagne y vamos a embriagarnos sin perder el estilo. Vamos a mudarnos a esa época donde solo un pequeño porcentaje goza de una pequeña libertad por su status quo o color de pie, aunque yo soy morena y el apartheid que te hablo se dio en Sudáfrica. En otro tiempo y en otro lugar, el Ku Klux Klax atacaba a esa pobre gente de New York, Nashville, Atlanta, lo siento por mi falta de precisión, es que la canción me absorbe y solo quiero decirle que estoy entregada a bailar al son de la trompeta. 


Me hubiese gustado empolvarme la cara con ese producto que te dejaba la cara como harina, pintarme los labios con el pincel especial y enrrularme mi cabello largo hasta los hombros. Vestida con el traje largo que te comente y una bufanda de terciopelo o piel de algún animal. Quiero ir a una fiesta donde se respete los protocolos sociales, donde estemos en el mar, es decir en un barco sobre el mar, disfrutando de las trompetas de la orquesta, el piano y esos instrumentos de viento. Aunque no lo sé, ni quisiera se bailar merengue, en mi imaginación y la duración de esta canción estamos bailando algo de jazz, algo de bolero y doble paso. Pasos marcados que en mi sueño despierto me se de memoria y con ritmo, pero realmente no es así.


Estamos alrededor de gente rica llena de ambiciones, llena de poder, llena de maldad y estrategias económicas. ¿Qué importa? Ellos no tienen el ritmo al danzar esta canción con vestido largo hasta los talones. O capaz si, pero solo me importas tú, querido amor inalcanzable que hoy en día me deleitas con tus historias de política y repaso histórico. Me interesan,tanto, como me interesa mudarme a esa época donde la represión social esta marcada por tu posición social, tu color de piel y partido político. 


Estamos viviendo entre dos decisiones muy difíciles, una donde ya sabemos que es mala y otra donde no sabemos que pasará. Solo estamos jugando al azar porque no sabemos que tal el otro bando, pero mientras tanto solo te digo que te quiero y que necesito que me creas cuando te lo digo. Sé que tus planes estratégicos lo sacas de las claves piratas occidentales, ya que Asia no te convence. Hola, señor cerrado que habla mucho, disfrutemos del doble paso y de la cerveza fría servida en copa para creernos parte de esta élite sofisticada que se puede dar este lujo, mientras otro 85% esta pasando hambre. 


Disculpa, estaba leyendo 1984 y no  puedo sacarme de la cabeza la Policía del Pensamiento, el crimen de la mente y el temor de olvidar lo que fue la vida antes de la revolución, capaz porque era muy joven y no la viví como nuevo adulto. Lo que si te puedo decir es que si esta canción dura lo mucho como yo hablando, podemos debatir sobre que pesa más, un gobierno que reprime o un grupo irregular que lo intenta. Los dos son breves, los dos no disfrutaron de la canción que estamos bailando porque no tuvieron la oportunidad de danzar en este barco a la luz de la luna. No tuvieron la oportunidad de disfrutar cada nota de la orquesta, que muy bien practicaron en mi imaginación y mi collar de diamante que brilla a todo dar con esa lampara araña que hay en el salón.


Quiéreme, un poco más, háblame al oído y dime que quieres hacer el amor, algo prohibido para la época y con un hastió que solo alimentara los murmullos de las vecinas. 


La canción en francés te la puedes llevar de recuerdo, porque en esta pieza, mi vida, después de las conversaciones de política, amor y superación personal, no nos volveremos a ver. Así es la vida, o al menos los recuerdos que vivimos al momento, breves, especiales y con adrenalina. Por eso vivimos las canciones, para repetirlas cada vez que podemos. ¿Danzamos y bailamos otra vez, querido?

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