Venir a Estados Unidos en la temporada de otoño-invierno fue una caja de pandora. Entre las sorpresas que vino con ella fue el viaje a Charleston, una ciudad pintoresca en la costa del estado de Carolina del Sur. 

Historia, misterio, turismo y playa es lo que caracteriza esta zona americana. Mejor conocida por ser el puerto que recibió a los españoles y piratas, donde vendían esclavos en las orillas del mar y se pactó uno de los tratados más importantes de Estados Unidos, por mencionar -probablemente- uno de los aspectos más resaltantes -aunque no excluyentes-, Charleston demuestra parte del orgullo nacional estadounidense que tienen sus habitantes, ya que en cada en esquina de sus casas de color pastel se encuentran memorias por contar.

Mi primera parada fue Folly Beach. Un muelle tal cual como películas -como lo es todo USA-. Personas pescando, tomándose fotos, nadando y surfeando. No sabía realmente que íbamos a hacer esa parada, por lo que opté por usar pantalones negros y un cuello tortuga del mismo color. Mal decisión.

Muelle de Folly Beach

Muelle de Folly Beach

Muelle de Folly Beach
El segundo día fuimos a la histórica ciudad de Charleston, identificada por su estructura y estrechas calles de colores suaves. Partimos desde a lo que yo le llamo el "malecón", que es una de las entradas a mar abierto. Hoy en día, los visitantes como los residentes realizan actividades para distraerse como pescar o correr por la larga calle. Sin embargo, en la época de colonización, se usaba para exhibir a los esclavos para su venta. 

Entonces empezó el recorrido con la primera estatua en honor a los defensores confederados de Charleston, como también la placa que cita una frase del general Charles Lee. Esta última habla que "ningún hombre lo hizo, pero era imposible que lo hicieran mejor". Es curioso, ya que este militante reconocido en la guerra independencia fue relevante por ser uno de los opositores a George Washington. El problema a raíz se debe a que Lee solo quería el cargo que le otorgaron a Washington como Comandante en Jefe del Ejercito Oriental, a pesar de su destacada carrera en varias misiones.

Escrito del general Charles Lee
En el parque, comenzando el paseo a la ciudad histórica de Charleston.

Luego fuimos al museo de los confederados que, por supuesto, no me dejaron tomar fotos. Ahí vimos toda la historia de Charleston y los acontecimiento donde la ciudad fue protagonista. Aunque lo que más me llamo la atención fue una pintura de un podio que usan los masones. En la noche, llamé a mi papá para preguntarle el por qué estaba esa pintura ahí y me explicó que en Charleston se fundó el primero Consejo Supremo Confederado del grado 33 de los masones en Estados Unidos. Lo sentí como un hilo rojo.

La única foto que pudimos tomar del museo de los confederados. Es parte del contexto de la guerra y los accesorios -como zapatos- que usaban para la época.

Al pasear por Charleston me percaté de lo cerca que quedaba todo. También de los caballos como de las estructuras de las casas. Fue super bonito. También, ese mismo día pero en la noche, visité un cementerio. Me explicaron sobre los sucesos paranormales que ocurrían en la ciudad. En realidad, para la época de 1600-1900, muchos lugares tuvieron altas tasas de mortalidad por la guerra como por las enfermedades virales e incurables del momento. Por ejemplo, la fiebre amarilla y la tuberculosis. 

Blue Star Memorial: Un tributo a las Fuerzas Armadas que defendieron a los Estados Unidos de América.

Casas de Charleston

No me acuerdo que era.
Detrás de esta iglesia hay un cementerio que ese mismo día, pero en la noche, hicimos un paseo paranormal.
Paseamos por la feria de artesanías, por las tiendas de turistas, restaurantes, entre otros lugares. También comimos en el restaurant de Bubba Gump, de la película Forrest Gump. Comer en Charleston, en su mayoría, es llenarse de seafood. Por lo que camarones, calamares, langosta y picante fue nuestro menú por cuatro días.

Al frente del restaurant de Bubba Gump en Charleston.
No obstante, el mejor día para mí fue el último. Realmente no sé como se llama el lugar, pero le diremos Patriots Point Naval & Maritime Museum, pues fue lo que me marcó el Google Maps. Para llegar pasamos por un puente -casi parecido al Lago de Maracaibo- donde en el mar habían muchos veleros.

El primer tour (ninguno de los tours fueron guiados) fue la experiencia de Vietnam. Ahí pudimos ver  algunos de los insumos que se usaron para la guerra, como otros que fueron recreados. Aviones, botes, películas que te explicaban el contexto, fueron creados para esto. Lo interesante fue entrar en un refugio antimotines donde un señor explicaba cómo fue su experiencia como soldado en el conflicto bélico. Después paseamos por distintas zonas: la enfermería que se usaban, las torres de canto, los bares, entre otras cosas.

Insumos estadounidenses que se usaron para la guerra de Vietnam.


Justo, en uno de los aviones, me tomé una de las mejores fotos que me he podido tomar en el blog. La amé.

Dentro de un avión de batalla estadounidense.
Luego de la experiencia de Vietnam fuimos al punto patriótico. Habían dos barcos: uno pequeño y otro grande. En el primero vimos el funcionamiento de un buque de batalla. Desde el funcionamiento de la maquinaria, los dormitorios, la cocina, la cabina de comunicaciones, los radares, las recreaciones de las explosiones en mar abiertos, entre otros departamentos. Realmente, los espacios eran muy pequeños y estrechos, pero muy completos.

Buques, uno grande y otro pequeño, para las visitas.
El segundo barco era un portaviones. En este había seis tours, pero solo fuimos a cuatro. No les podría contar como era el orden de las cosas que vimos, pero si que este era más extenso y completo que el buque pequeño. Dormitorios, cafetería, cocina, sala de operaciones, oftalmológos, lavandería, departamento de armas, etc. También fuimos a la "terraza" de los aviones, donde también me tomé una de las mejores fotos para el blog.

Dentro del puerto de aviones, en el punto patriótico.

Una recopilación del día que varios jefes de Estados firmaron el acuerdo al fin de la guerra.

Un marino viendo su tripulación partir.


El día que fuimos a los tours era el día antes de la celebración de los veteranos, por lo que se hizo una especie de conmemoración a ellos con un concierto dentro del barco.

Realmente, Charleston es una bella ciudad llena de muchas historias por contar. Conserva su magia y se transmite a cada traseunte que pasa por sus calles. Del poco tiempo que estuve ahí me llevo su historia y su gentilicio, como también sus leyendas y sus calles.




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