Estoy súper mega feliz.
Hoy fue la firma del acta de grado. Debo admitir que ayer escribía en la aplicación móvil de Blogger sobre lo nostálgica que me sentía, recordando todo lo que hice para llegar a esto. Realmente es mucho y, probablemente, se los cuente en otra publicación, pero ahorita me siento emocionada, feliz, con altas expectativas. Quiero llorar de la felicidad y de orgullo.
Graduarse es lo más bonito que hay y es una experiencia llena de tantos sentimientos. No sé si la palabra orgullo tenga suficientes sílabas para describir lo que siento, pero es muy grande. Es muy lindo y conmovedor.
Me hubiese gustado que mi mamá estuviera aquí para compartirlo. Sentir la emoción que siento y llorar como lo he llorado.
Me encanta que mi papá vaya al acto porque eso se lo debo a él. En todos los aspectos: desde que me levantaba hasta que dormía.
Le dedico esto a mi hermana, quien fue el impulso por trabajar en el bien común de un país que debe ser incluyente.
A mis amigos de la universidad, quienes hicieron de estos cincos años los mejores.
A esos profesores que me pusieron a prueba e hicieron que diera lo mejor de mí; que me marcaron con sus frases y sus clases; que quisieron aportar su granito de arena; que se dedican a la cátedra y ven más allá del dinero.
Le agradezco mucho a la universidad. La UCAB se volvió el lugar donde sentía que todo lo podía lograr, que todo se podía hacer y que el prójimo es nuestra prioridad. Que servir y amar deben ser nuestros principios en todo, aunque nos cieguen las tentaciones.
En mi estadía en Atlanta no entendía varias cosas. Por ejemplo, el sistema, la ambición, los intereses de por medio, los egocentrismos y la falta de humanidad en el trabajo latino que la misma sociedad encasillaba. Admito que me sentía pérdida porque no conocía otra cosa más que la visión que me daba el alma mater. Sin embargo, fueron los valores y los principios de la UCAB los que me mantuvieron cuerda todo ese tiempo.
A las dos semanas de regresar de USA, fue la graduación de Rodri. Fue tan bonito y me di cuenta que todo eso que me refugie en esos dos meses de viaje, valieron la pena. Que era lo que tenía que ser y lo que debía hacer.
Creer en algo más allá de lo que te pueda dar.
Estoy muy feliz y quería compartirlo con ustedes.
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